La salud intestinal abarca el funcionamiento de todos los órganos del sistema digestivo, y tiene una enorme repercusión en muchos aspectos de nuestra salud y bienestar general. Descubre cómo mantener tu sistema digestivo en buen estado y qué ocurre cuando se desequilibra.
En Neuraxpharm ofrecemos alternativas naturales para favorecer la salud intestinal. Una vez que tu médico haya determinado tus necesidades específicas, podrá aconsejarte el producto que mejor se adapte a sus necesidades y a tu estado.
La salud intestinal es un término general que describe los trastornos relacionados con el tracto gastrointestinal (GI o digestivo), y el efecto que pueden tener en el bienestar general. El tubo digestivo comienza en la boca y termina en el recto, e incluye todos los órganos del sistema digestivo, como el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso.
Los problemas de salud intestinal incluyen las molestias digestivas cotidianas, como el estreñimiento y la diarrea, además de enfermedades como el síndrome del intestino irritable (SII).
La salud digestiva suele denominarse «salud intestinal», término que se utiliza para describir el estado del tracto digestivo. El intestino influye significativamente en la salud del resto del cuerpo porque alberga billones de microorganismos (incluidas bacterias y otras formas de vida) que desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la digestión, el sistema inmunitario, la regulación del peso, e incluso el estado de ánimo y las emociones.
Este inteligente y complejo ecosistema también se denomina «microbioma» intestinal. Es fundamental que el microbioma esté sano y bien equilibrado para mantener la salud digestiva, así como para disfrutar de un sistema inmunitario fuerte, un peso corporal estable y un bienestar mental positivo.
Un microbioma intestinal saludable:
Los científicos dicen que el cuerpo tiene dos cerebros: uno en la cabeza y otro en el intestino. Ambos se desarrollan a partir del mismo tipo de tejido en la concepción. Posteriormente, una parte se convierte en el sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) y la otra en el sistema nervioso entérico (el intestino).
Ambos están controlados por las mismas hormonas y neurotransmisores; están conectados a través del nervio vago y están en constante comunicación entre sí. Esta conexión única se conoce como «eje intestino-cerebro» y se suele emplear para explicar la sensación de «mariposas en el estómago» cuando alguien se siente nervioso o ansioso, lo que revela la estrecha relación que hay entre el estrés y la salud intestinal.
Uno de los neurotransmisores más importantes en la regulación y el control del estado de ánimo es la serotonina, a menudo denominada la «hormona de la felicidad». El intestino produce aproximadamente el 95 % de la serotonina del organismo, y los cambios en los niveles de serotonina afectan tanto al intestino como al cerebro.
La mala salud intestinal suele comenzar con dolencias comunes, como el estreñimiento, la diarrea, los gases, la hinchazón y el ardor de estómago. Estos síntomas suelen ir y venir, y generalmente no suelen ser demasiado graves, aunque pueden causar muchas molestias e interrumpir la vida cotidiana.
El síndrome del intestino irritable (SII) es una enfermedad común en la que el músculo del colon se contrae con más frecuencia de lo normal, provocando cólicos y dolor abdominal. Otros síntomas del SII son los cambios en los hábitos intestinales, los gases, la hinchazón, el estreñimiento y la diarrea.
En los casos más graves, una mala salud intestinal puede dar lugar a afecciones crónicas y enfermedades que afectan al tracto digestivo.
Cuando hay un desequilibrio en las bacterias intestinales, pueden afectar de manera muy variada a la salud del cuerpo y la mente.
Los siguientes signos podrían actuar como indicadores de que la salud intestinal no está funcionando tan bien como debería. Cualquiera de estos signos podría sugerir la necesidad de prestar una mayor atención a la salud intestinal:
Algunos síntomas actúan como una señal de advertencia de un posible problema de salud más grave que debe tratarse. Si se observa alguno de los siguientes síntomas, se debe consultar a un médico lo antes posible:
Las personas con sobrepeso y con una dieta demasiado rica en alimentos procesados (que suelen tener un alto contenido en grasas, sal y azúcares añadidos) y en grasas trans (creadas de forma industrial) que se utilizan en los alimentos manufacturados) presentan un mayor riesgo de sufrir problemas de salud digestiva.
Los fumadores también corren un mayor riesgo. Esto se debe a que el tabaquismo puede debilitar el músculo que controla el extremo inferior del esófago, lo que significa que el ácido del estómago puede subir en la dirección equivocada. Esto se conoce como reflujo, y puede causar acidez, mal aliento e hinchazón.
El estrés también se asocia a cambios en las bacterias intestinales debido a la continua comunicación entre el cerebro y el intestino a través del eje intestinocerebro. Esto significa que las personas que sufren de estrés pueden ser más susceptibles al dolor, la hinchazón y otras molestias digestivas.
Aunque muchos de los problemas digestivos cotidianos, como el ardor de estómago y el estreñimiento, pueden tratarse fácilmente con medicamentos disponibles sin receta, merece la pena adoptar medidas proactivas para prevenirlos.
Todos nacemos con diferentes grados de salud intestinal heredada; no obstante, los estudios demuestran que el estilo de vida es un mayor determinante de la salud intestinal. En este sentido, seguir unas normas básicas de vida saludable tendrá un efecto positivo en la salud intestinal.
Por regla general, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio con regularidad para mantener un peso saludable, cuidar el bienestar mental, no fumar y reducir el consumo de alcohol son factores que influyen en el equilibrio de las bacterias del intestino.
Lo que comemos puede tener un gran impacto en nuestra salud intestinal, y uno de los factores más importantes es llevar una dieta rica en fibra. Es recomendable consumir unos 30 gramos de fibra al día para facilitar la digestión y evitar el estreñimiento. La fibra puede proceder de diversas fuentes, como la fruta y la verdura, el pan integral, el arroz integral, la avena y las legumbres.
Reducir los alimentos grasos, como la comida para llevar, y los alimentos fritos, como las patatas fritas y los desayunos fritos, también contribuirá, ya que estos alimentos son más difíciles de digerir y pueden provocar dolor de estómago, indigestión y acidez. Procura asar o cocinar la carne y el pescado en lugar de freírlos.
Estos hábitos alimentarios saludables también tendrán un gran impacto en el equilibrio del microbioma intestinal y, en consecuencia, en la salud y el bienestar general. Las investigaciones demuestran que, por ejemplo, una dieta rica en grasas reduce negativamente las bacterias intestinales beneficiosas, y un cambio drástico de dieta (por ejemplo, a una estrictamente animal o vegetal) puede alterar el equilibrio del intestino en solo 24 horas.
Se les presta mucha atención a los alimentos probióticos y a su efecto en la salud intestinal. Esto se debe a que contienen probióticos, las bacterias «buenas» que se encuentran de forma natural en el intestino. Se cree que ayudan a mantener y restaurar el equilibrio natural de las bacterias en el intestino.
Los probióticos se encuentran de forma natural en algunos alimentos, como el yogur, la col fermentada, el kéfir (una bebida láctea fermentada), la soja fermentada y el miso.
También existen suplementos probióticos, que pueden ser una forma eficaz de aumentar las bacterias beneficiosas necesarias para mantener la salud intestinal. Si alguien está considerando tomar probióticos, debería investigar primero; no todos los probióticos son iguales, y diferentes cepas de bacterias serán apropiadas para diferentes necesidades.
Lo importante no es solo lo que comemos, sino cómo lo comemos. Sigue estos sencillos pasos para evitar la indigestión y el ardor de estómago:
En pocas palabras, cuando una persona tiene sobrepeso, el peso extra que soporta puede ejercer presión sobre el estómago y provocar acidez. Como el intestino desempeña un papel clave en la regulación del peso y el almacenamiento de grasa, su delicado equilibrio puede verse fácilmente afectado cuando las personas no mantienen un peso saludable.
Los factores relacionados con el estilo de vida pueden tener un gran impacto en el funcionamiento del intestino, empezando por el bienestar mental. El estrés y la ansiedad pueden desestabilizar el delicado equilibrio del intestino y afectar a la velocidad de la digestión. Cuando la digestión se ralentiza, la hinchazón, el estreñimiento y el dolor de estómago pueden ser un problema, mientras que si la digestión se acelera, puede causar diarrea. Los trastornos psicológicos, como la ansiedad y la depresión, son frecuentes junto con el SII.
Tomar medidas para reducir el estrés (como practicar ejercicio con frecuencia y dedicar tiempo a cosas agradables) y mantener un horario de comidas relajado ayudará a mantener un intestino bien equilibrado.
Dejar de fumar (como se explica en la sección «¿Quién puede ser susceptible?») y reducir el consumo de alcohol son otros dos factores vitales del estilo de vida que afectan a la salud intestinal.
Aunque el consumo moderado de alcohol no es motivo de preocupación, puede aumentar la producción de ácido del estómago y provocar acidez.
En lo que respecta a la investigación sobre la salud intestinal y el microbioma, aún queda mucho por descubrir. Algunos de los aspectos que los científicos quieren explorar son la comparación de los probióticos naturales con los suplementos probióticos y si estos últimos pueden utilizarse para prevenir ciertas enfermedades digestivas.
Un estudio histórico publicado en 2021 fue el mayor de su tipo y mostró fuertes vínculos entre la dieta de una persona, los microbios de su intestino y su salud en general. En él se descubrió que las dietas con alto contenido en determinados alimentos de origen vegetal favorecen la presencia de microbios intestinales que se asocian a un menor riesgo de desarrollar obesidad, diabetes de tipo II y enfermedades cardiovasculares.
Investigadores como el centro APC Microbiome en Irlanda también tratan de comprender mejor las interacciones entre la dieta y el microbioma. Están estudiando la salud intestinal de los bebés y de las personas mayores ya que se cree que estos «extremos de la vida» son etapas importantes para la salud intestinal durante las cuales el microbioma se encuentra en un estado de fluctuación.
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