Existe cierta confusión en el uso coloquial de algunos términos médicos utilizados para definir a las personas mayores que sufren una pérdida de sus capacidades mentales. El término médico que describe a una persona que tiene problemas para pensar, especialmente para recordar eventos recientes, es demencia. Esta palabra derivada del latín fue acuñada por los romanos y literalmente significa «loco», porque muchos pacientes tienen una alteración en su conducta. La palabra demencia fue gradualmente utilizada por los médicos como un término amplio para la locura y en la sociedad, una persona demente se equiparaba con locura.
En el siglo XIX las causas -el término médico es etiologías- de la demencia se clasificaban por edad de aparición. Las causas comunes diagnosticadas como “demencias precoces o preseniles” fueron la sífilis, un trastorno infeccioso que fue una pandemia en el período moderno tardío de Europa y sus colonias, el alcoholismo crónico y la inanición. A finales del siglo XIX, una enfermedad demencial que comenzó en la juventud se describió por primera vez y se denominó «dementia praecox» (demencia muy temprana). Posteriormente, esta forma de demencia -de locura- pasó a denominarse esquizofrenia.
La etiología de las demencias tardías era más breve y directa, ya fueran causadas por enfermedades vasculares del cerebro – ictus- (demencia vascular) o por el envejecimiento (demencia senil). Así que demencia senil era el término médico que se utilizaba cuando se producía una pérdida gradual del pensamiento en una persona mayor. Se consideraba como una parte normal del proceso de envejecimiento, que todos, si viven lo suficiente, sufrirán. Este razonamiento de los médicos parecía lógico y fue aceptado también por la sociedad.
La descripción de Alzheimer en 1903 de lesiones cerebrales peculiares en una mujer demente de cincuenta y tres años se consideró inicialmente como una forma rara de demencia presenil. Casi sesenta años después de la descripción inicial, la comunidad médica se dio cuenta de que las mismas lesiones se encontraban en el cerebro de personas mayores diagnosticadas de demencia senil. ¡El envejecimiento no era la causa de la locura!
En resumen, la demencia es el término utilizado para la descripción clínica de una alteración de la mente, el envejecimiento no causa demencia por sí mismo y la enfermedad de Alzheimer es la enfermedad más común que causa demencia en los ancianos, y también en todas las edades. La gran mayoría de los ancianos no se ven afectados por la enfermedad de Alzheimer. La ocurrencia de la enfermedad de Alzheimer en la población -el término médico es incidencia- varía desde el 3% en el rango de edad de 65-70 años, hasta menos del 50% de las personas de 90 o más años. No hay duda de que la edad está asociada con la enfermedad de Alzheimer, pero parece poco probable que exista una causa directa.
El proceso del envejecimiento humano es complejo y, sin embargo, no se comprende bien. Nuestro cuerpo cambia con la edad y nuestro cerebro también. Hay algunas modificaciones cognitivas que experimentan todas las personas, principalmente lentitud en la velocidad de procesamiento de la información, menor capacidad de atención, dificultades en la multitarea y la denominación. Estas modificaciones no causan un impacto importante en las actividades diarias y son estables durante años. Es cierto que estos cambios son similares a los producidos por la enfermedad de Alzheimer en sus inicios, y en ocasiones solo las evaluaciones repetidas pueden decir si una persona está envejeciendo o en la ruta de la enfermedad de Alzheimer. En esta fase de problemas leves en el pensamiento cotidiano (lo que los psicólogos denominan habilidades cognitivas -memoria, orientación en lugares y tiempos, planificación, habla, entre otros-) había surgido el término médico de deterioro cognitivo leve para agrupar a estas personas que merecen atención médica y debe ser evaluado periódicamente.
Ahora sabemos que la enfermedad de Alzheimer no comienza el día en que el paciente está demente. Comienza casi quince años antes, silenciosamente sin ningún síntoma durante años y luego causa un deterioro cognitivo leve y deteriora sin descanso nuestra capacidad para hacer frente a las tareas cotidianas y ya no podemos vivir solos, por lo que se lo califica como demencia. Hay mucha investigación para tratar de diagnosticar los cambios cerebrales tempranos que producen la enfermedad de Alzheimer y diagnosticar la enfermedad con seguridad antes. Existen algunos marcadores biológicos -biomarcadores- que se pueden detectar en fluidos humanos como la sangre o el líquido cefalorraquídeo que se correlacionan con la presencia de la enfermedad de Alzheimer incluso cuando la persona tiene un deterioro cognitivo leve o nulo. En la próxima década, estas pruebas estarán ampliamente disponibles, por lo que es de esperar que podamos luchar contra el Alzheimer antes, cuando los síntomas aún sean muy leves.
Las personas con deterioro cognitivo leve podrían beneficiarse de medidas que pueden ralentizar la progresión de los síntomas en caso de que tengan la enfermedad de Alzheimer como etiología. Algunas medidas con algunos resultados positivos son el control o tratamiento médico de los factores de riesgo vascular (hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo), la práctica de ejercicio regular y el mantenimiento de las relaciones sociales -una vida solitaria conduce al sedentarismo, aislamiento social y alimentación poco saludable-, y también leer o escribir todos los días pequeños pedazos de hojas. Estas medidas saludables, probablemente en combinación con una nutrición adecuada y remedios preventivos del deterioro neurodegenerativo o vascular, ayudarían a reducir la incidencia de la enfermedad de Alzheimer en la próxima generación de nuestros ancianos.
Dr. Guillermo García Ribas
El Dr. Guillermo García Ribas es Médico Adjunto del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, hospital donde forma parte de la Unidad de Enfermedades Neurodegenerativas. Anteriormente ha formado parte de los equipos de investigación médica de diversos laboratorios farmacéuticos, realizando ensayos clínicos y estudios de investigación en el campo de la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades degenerativas.
El Dr. Guillermo García Ribas es Licenciado en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, especialista en Neurología por el Hospital Universitario Ramón y Cajal. Es autor de numerosas publicaciones científicas en las que se ha interesado principalmente por la evaluación de biomarcadores en enfermedades neurodegenerativas.
Actualmente es Coordinador del Grupo de Estudio de Neurología cognitiva y conductual de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN). Es el coordinador científico del sitio web knowalzheimer.com dedicado a la difusión del conocimiento sobre la enfermedad de Alzheimer. Fue Coordinador del grupo de estudio de Conducta y Demencia de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y ha participado en documentos de consenso encaminados a mejorar la atención de las personas con enfermedad de Alzheimer y de sus familias.