La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica que afecta al sistema nervioso central: cerebro y médula espinal. Provoca daños en la vaina de mielina, la capa protectora que rodea las fibras nerviosas del sistema nervioso central. Descubre más sobre los síntomas, los factores de riesgo y su diagnóstico y tratamiento.

En Neuraxpharm desarrollamos alternativas farmacológicas para el tratamiento de los síntomas relacionados con la esclerosis múltiple. Una vez que tu médico haya determinado tus necesidades específicas, podrá recetarte el producto que mejor se adapte a tus necesidades y a tu estado.

¿Qué es la esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica (de larga duración) que provoca daños en el sistema nervioso central, incluido el cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos. En la EM, el sistema inmunitario ataca la vaina de mielina (la capa protectora que rodea las fibras nerviosas). Este daño nervioso interrumpe el flujo de mensajes del sistema nervioso central, provocando una reducción o la pérdida de la función corporal. La EM provoca una amplia variedad de síntomas, como fatiga, dificultad para caminar, problemas de visión y problemas de pensamiento y planificación.

¿Cuáles son los principales tipos de EM?

Existen tres tipos principales de EM. Se denominan según la manera que afectan al individuo a lo largo del tiempo:

Esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR): la mayoría de las personas diagnosticadas de EM (85 %) padecen esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR) y pueden experimentar los primeros signos de la enfermedad poco después de cumplir los 20 años. Una persona con EMRR tendrá periodos en los que aparecen o se reagudizan síntomas de manera significativa, es lo que se conoce como recaída o «brote». Los brotes suelen producirse sin previo aviso, aunque pueden estar precipitados por el estrés o producirse después de una enfermedad. Suelen durar unos días o semanas, y los síntomas mejoran lentamente durante un tiempo similar. El periodo entre los episodios, cuando los síntomas desaparecen, se llama remisión. Sin embargo, la esclerosis múltiple sigue activa durante estos periodos, y el daño al sistema nervioso puede continuar. Tras el diagnóstico, una persona con EM puede tener recaídas de vez en cuando, seguidas de semanas, meses o incluso años de remisión.

EM secundaria progresiva (EMSP): si no se trata, hasta el 80 % de las personas con EMRR corren el riesgo de desarrollar EMSP, pero con tratamiento esta cifra es mucho menor. Esto ocurre lentamente, normalmente a lo largo de un periodo de entre 10 y 15 años. En esta fase, suele desaparecer el antiguo patrón de recaídas seguidas de periodos de remisión. Algunas personas pueden seguir teniendo brotes, pero probablemente no se recuperarán del todo y sufrirán algunos síntomas que irán empeorando lentamente. En la EMSP, los síntomas empeoran gradualmente con el tiempo. Normalmente, la EMSP se desarrolla a partir de la EMRR, aunque un pequeño número de personas son diagnosticadas con EMSP al principio.

EM primaria progresiva (EMPP): alrededor de entre el 15 y el 20 % de las personas con EM padecen EMPP. Los síntomas empeoran gradualmente con el tiempo en lugar de aparecer en forma de brotes. Se denomina «primaria progresiva» porque progresa a partir de los primeros síntomas (primarios) de la enfermedad. No hay remisiones, pero puede haber largos periodos de tiempo en los que la enfermedad parece estabilizarse, sin cambios notables.

¿Cuántas personas tienen EM?

Se calcula que hay entre 2,1 y 2,2 millones de personas con EM en todo el mundo,, y la enfermedad es entre dos y tres veces más frecuente en las mujeres que en los hombres.,.

Según la Plataforma Europea de Esclerosis Múltiple, en toda Europa hay más de 700 000 personas que padecen EM. Esto significa que más de un millón de personas en toda la UE están afectadas por la esclerosis múltiple como cuidadores.

Síntomas

Cada persona experimenta la EM de forma diferente. Puede manifestarse a través de una gran variedad de síntomas, y estos pueden variar de una persona a otra, afectando a diferentes partes del cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas de la EM?

La esclerosis múltiple puede causar muchos síntomas diferentes y no existe un patrón típico que se aplique a todo el mundo. Puede que un síntoma temprano para una persona no lo experimente otra. 

Sin embargo, en general, algunos de los primeros síntomas más comunes son: 

 

  • Fatiga (alrededor del 80 % de las personas con EM sufre un cansancio excesivo)).
  • Tropiezos por problemas de equilibrio o de coordinación de las piernas 
  • Entumecimiento o pinchazos en la piel 
  • Problemas cognitivos relacionados con la concentración, la resolución de problemas y la memoria
  • Problemas con la vista, como visión borrosa, puntos ciegos, espasmos o dolor al mover los ojos 

 

A continuación se enumeran otros síntomas de la EM, aunque estos son menos frecuentes en las primeras fases de la enfermedad y suelen aparecer en una fase posterior. 

  • Dificultad para caminar 
  • Vértigo
  • Mareos
  • Debilidad muscular
  • Espasticidad (rigidez en los músculos causada por contracciones musculares prolongadas)
  • Dificultad para hablar
  • Dificultar para tragar (disfagia)
  • Depresión y ansiedad
  • Problemas con el control de la vejiga
  • Problemas intestinales
  • Problemas para dormir
  • Problemas sexuales
  • Dolor crónico
  • Temblor
  • Sensibilidad a la temperatura
  • Problemas de audición 

En función del tipo de esclerosis múltiple que padezca una persona, los síntomas pueden aparecer y desaparecer en fases y empeorar gradualmente con el tiempo.

¿Cuáles son las etapas de la EM?

No hay forma de predecir cómo progresará la EM de un paciente. Las personas pueden tener diferentes síntomas en momentos diferentes.

El Comité asesor internacional de ensayos clínicos de la EM ha proporcionado definiciones estándar para las cuatro formas básicas de la EM, que son::

  • Esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR)
  • Esclerosis múltiple secundaria progresiva (EMSP)
  • Esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP)
  • Esclerosis múltiple recurrente progresiva (EMRP)

El síndrome clínicamente aislado (SCA) no se incluyó en las definiciones clínicas iniciales de la EM. Sin embargo, en la actualidad se reconoce como el primer episodio de síntomas neurológicos que puede experimentar una persona, con una duración de al menos 24 horas. El SCA puede ser el primer indicio de que una persona tiene EM, aunque algunas personas pueden no llegar a experimentar más síntomas.

Una resonancia magnética confirmará si hay lesiones (zonas dañadas) en el cerebro o la médula espinal. Si este es el caso, las posibilidades de tener más episodios son mayores, y el diagnóstico de EM es más probable.

También existe una fase tardía (o avanzada) de la EM a la que la mayoría de las personas nunca llegarán. Si la EM llega a la fase avanzada, la persona puede perder la capacidad para caminar y puede experimentar otros síntomas que modifiquen su vida, como la incapacidad para hablar o escribir. Es posible que necesiten cuidados en su vida diaria.

En la fase tardía o avanzada, pueden experimentarse simultáneamente múltiples síntomas de la EM, y se produce un deterioro físico importante. Los síntomas de la fase tardía de la EM incluyen:

  • Dificultad respiratoria
  • Mayor susceptibilidad a infecciones respiratorias
  • Problemas graves de vejiga e intestino
  • Dificultad para tragar
  • Riesgo de trombos o coágulos por la falta de movilidad
  • Úlceras por presión debido a la falta de movilidad
  • Mayor confusión y desorientación
  • Aumento de los niveles de dolor
  • Espasticidad y espasmos musculares
  • Falta de coordinación (ataxia)

Muchos de los síntomas de la EM en fase avanzada son los mismos que los de otras formas de EM. Sin embargo, la diferencia con la esclerosis múltiple en fase avanzada estriba en la probabilidad de que muchos de los síntomas se experimenten simultáneamente, y que pueden ser difíciles de tratar y mejorar.

Causas, factores de riesgo y esperanza de vida

Actualmente no se sabe por qué algunas personas desarrollan EM. Es probable que la enfermedad se deba a una combinación de factores genéticos y ambientales.

¿Qué causa la esclerosis múltiple?

La EM es una enfermedad autoinmunitaria, lo que significa que el sistema inmunitario del organismo confunde partes del cuerpo con una sustancia extraña y ataca a sus propios tejidos. En la EM, el sistema inmunitario ataca a la vaina de mielina, que protege y cubre las fibras nerviosas del cerebro y la médula espinal. La vaina de mielina se inflama en pequeños parches que interrumpen los mensajes (señales) que viajan a lo largo de los nervios, dando lugar a los signos y síntomas neurológicos de la EM.

Todavía no se sabe qué es lo que hace que el sistema inmunitario ataque la vaina de mielina, pero algunos de los factores que pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la EM son:

  • Genética: la probabilidad de desarrollar EM es mayor si un familiar cercano (por ejemplo, un padre o un hermano) tiene la enfermedad.
  • Entorno: la falta de luz solar y los bajos niveles de vitamina D se asocian a un mayor riesgo de padecer EM.
  • Tabaquismo: las personas que fuman tienen un mayor riesgo de desarrollar EM que los no fumadores.
  • Peso: las personas que fueron obesas en su adolescencia tienen un mayor riesgo de desarrollar EM.
  • Género: las mujeres tienen entre dos y tres veces más probabilidades de desarrollar EM que los hombres.

¿Es hereditaria la EM?

La EM no se hereda directamente. No obstante, si un hermano tiene esclerosis múltiple, existe un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Se estima que el riesgo oscila entre el 2 y el 4 %, frente al 0,2 % de riesgo en la población general.

¿Quién tiene esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple no es contagiosa y no puede ser heredada. Los científicos han identificado algunos factores que, con el tiempo, podrían desempeñar un papel en las causas de la EM:

  • Género: las mujeres son más propensas a desarrollar EM, lo que sugiere alguna relación con las hormonas.
  • Edad: a la mayoría de las personas se les diagnostica EM entre los 20 y los 40 años, aunque la enfermedad puede presentarse en niños y adultos mayores.
  • Geografía: la esclerosis múltiple es más frecuente en las zonas del mundo más alejadas del ecuador terrestre.
  • Origen étnico: la EM se da en la mayoría de los grupos étnicos; sin embargo, es más frecuente en los caucásicos de ascendencia noreuropea.
  • Infecciones: ciertas infecciones víricas pueden desencadenar alteraciones en el sistema inmunitario, lo que provoca la EM en algunas personas. Se están investigando varios virus para determinar si contribuyen al desarrollo de la EM, como el virus de Epstein-Barr y el virus del herpes humano 6,.

¿Cuánto tiempo se puede vivir con EM?

La esclerosis múltiple no suele ser mortal; es raro que se muera de la propia esclerosis múltiple. Sin embargo, algunas personas pueden desarrollar discapacidades que las hacen más vulnerables a complicaciones graves, que pueden ser mortales.

La esperanza de vida media de una persona con esclerosis múltiple es aproximadamente de 5 a 10 años inferior a la de una persona sin la enfermedad, pero esta diferencia en la esperanza de vida se ha reducido drásticamente en los últimos años.

Diagnóstico

La EM no es fácil de diagnosticar. Es una enfermedad compleja con muchos síntomas diferentes. Si surgen posibles síntomas de esclerosis múltiple, lo primero que hay que hacer es acudir al médico.

¿Cómo se diagnostica la EM?

Los primeros signos y síntomas de la esclerosis múltiple varían de una persona a otra, y puede ser difícil determinar con exactitud cuándo empezaron a desarrollarse. Pueden pasar varios meses hasta que se obtenga un diagnóstico preciso, porque los médicos tendrán que investigar todas las posibles causas de los síntomas, lo que implica diferentes pruebas.

Si un médico cree que alguien puede tener esclerosis múltiple, lo derivará a un neurólogo (especialista en trastornos que afectan al sistema nervioso central) para su correspondiente evaluación.

Prueba para diagnosticar la EM

No hay una prueba única establecida para diagnosticar la EM. En su lugar, el médico llevará a cabo una evaluación inicial y puede pedir algunos análisis de sangre para descartar otras causas de los síntomas. A continuación, se derivará al paciente a un neurólogo para que lleve a cabo más exploraciones si es necesario.

Entre las pruebas empleadas por los neurólogos para diagnosticar la EM se incluyen:

  • Exploración neurológica: una evaluación física para comprobar cualquier anomalía, cambio o debilidad en los movimientos de los ojos y la visión, la fuerza de las manos y las piernas, el equilibrio, la coordinación, la sensibilidad, el habla y los reflejos.
  • Resonancia magnética (RM): una exploración que permite obtener una imagen detallada del interior del cerebro y la médula espinal. Es una forma muy precisa de confirmar si hay alguna inflamación, daño o lesión.
  • Prueba de potenciales evocados: existen varios tipos de pruebas de potenciales evocados, pero la más común evalúa el tiempo que tarda el cerebro en recibir mensajes de los ojos. Se trata de una prueba indolora en la que se muestran patrones de luz en una pantalla y se monitorizan las ondas cerebrales.
  • Punción lumbar: es un procedimiento que se realiza bajo anestesia local para extraer parte del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal mediante la inserción de una aguja en la zona lumbar baja. A continuación, se analiza la muestra de líquido en busca de células y signos de alteración del Sistema inmunitario que apunten a una posible EM. Las punciones lumbares son seguras, pero pueden resultar incómodas, y algunas personas tienen dolor de cabeza después que puede durar unos días.

Tratamiento y medicación

La esclerosis múltiple no tiene cura. El tratamiento y la medicación, en cambio, se centran en el control de los síntomas, la reducción del número de brotes y la ralentización de la progresión de la enfermedad.

¿Cómo se trata la EM?

El tratamiento de la esclerosis múltiple depende de cada persona y de los síntomas o problemas que tenga.

Medicación

Existe un arsenal de medicamentos para frenar la progresión de la EM y controlar sus síntomas.

Las opciones de tratamiento pueden incluir:

  • Esteroides (medicamentos antiinflamatorios) para tratar los brotes y acelerar el tiempo de recuperación.
  • Medicamentos específicos para aliviar determinados síntomas de la EM; por ejemplo, relajantes musculares para la rigidez y los espasmos, analgésicos para el dolor neuropático o el dolor articular, inhibidores de la fosfodiesterasa (PDE) para los problemas sexuales y laxantes para los problemas intestinales.
  • Los medicamentos llamados terapias modificadoras de la enfermedad (TME) para reducir el número y la gravedad de las recaídas también puede ayudar a ralentizar o reducir la progresión de la enfermedad.

Terapia

Muchas personas con EM recurren a otras terapias, incluidas las terapias complementarias, para controlar sus síntomas y aumentar su sensación de bienestar. Las terapias pueden utilizarse como complemento de los tratamientos convencionales, como las TME.

Las terapias pueden incluir:

  • Fisioterapia: ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para satisfacer necesidades y capacidades específicas. Un fisioterapeuta puede ayudar a mejorar la rigidez y los espasmos musculares (espasticidad), el dolor, la movilidad, el equilibrio, la postura, la fatiga y los problemas de vejiga.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): para ayudar a combatir la fatiga o la depresión.
  • Terapia ocupacional: una evaluación del hogar para sugerir adaptaciones y equipos que puedan ayudar en las actividades diarias.
  • Psicología clínica: para problemas cognitivos, aprendizaje y memoria, o dificultades emocionales. Un psicólogo clínico evaluará los problemas y sugerirá formas de afrontarlos.
  • Asesoramiento en materia de relaciones o un terapeuta sexual:asesoramiento para las personas con problemas sexuales.
  • Logopeda: puede ayudar a los enfermos de esclerosis múltiple a encontrar formas de superar los problemas de habla y deglución.
  • Terapias complementarias: algunas personas consideran que las terapias complementarias como la reflexología, el masaje, el yoga, la relajación, la meditación, la aromaterapia y la acupuntura pueden ser útiles.

Intervención

Es esencial que una persona con EM se someta a revisiones periódicas con su equipo asistencial y a una revisión exhaustiva de sus necesidades de atención y apoyo al menos una vez al año. De esta forma, se garantiza que se aborden los nuevos síntomas o problemas, que se tenga acceso a los servicios físicos, psicológicos y emocionales que se precisen y que se les mantenga informados de cualquier nueva opción de tratamiento.

Dieta

No existe una dieta recomendada que ayude a ralentizar la progresión de la EM, pero se aconseja una llevar dieta sana y equilibrada. Las investigaciones indican que seguir una dieta saludable puede ayudar a las personas con EM a mejorar su salud física y mental. También puede ayudar a aliviar los síntomas de la EM, como el estreñimiento y la fatiga.

Una dieta sana y equilibrada debe incluir una amplia variedad de alimentos y puede incluir:

  • Frutas y verduras frescas
  • Proteínas de origen animal
  • Lácteos bajos en grasa o alternativas a los lácteos (por ejemplo, la soja)
  • Pescado con alto contenido en ácidos grasos omega-3 y vitamina D (por ejemplo, salmón, atún, caballa)
  • Cereales integrales
  • Grasas saludables (por ejemplo, aceite de oliva, aceite de coco, aguacate)
  • Legumbres y frutos secos

Ejercicio

Practicar ejercicio con frecuencia es importante para la salud y la forma física en general. Los estudios demuestran que, en el caso de las personas con discapacidad leve o moderada derivada de la EM, el ejercicio físico es eficaz para mejorar tanto la capacidad aeróbica como la fuerza muscular. También puede mejorar la movilidad, la fatiga y la calidad de vida relacionada con la salud..

Las personas que practican ejercicio aeróbico con frecuencia gozan de los siguientes beneficios:

  • Mejor estado físico cardiovascular
  • Más fuerza
  • Mejor funcionamiento de la vejiga y el intestino
  • Menos fatiga y depresión
  • Una actitud más positiva
  • Mayor participación en actividades sociales

Prevención

En la actualidad, no existe ninguna forma probada de prevenir el desarrollo de la EM ni de curar la enfermedad por completo.

Los expertos creen que una combinación de factores genéticos y ambientales contribuye al desarrollo de la EM. Una vez que se comprendan mejor estos factores, podría abrirse la puerta a la búsqueda de métodos de prevención y opciones de tratamiento eficaces en el futuro.

Estudios científicos

Aunque los investigadores aún no han podido identificar la causa de la esclerosis múltiple ni averiguar cómo prevenirla, se han producido importantes avances que han contribuido a mejorar el diagnóstico, los tratamientos y el apoyo.

Décadas de investigación sobre la esclerosis múltiple y el funcionamiento de los sistemas inmunitario y nervioso han logrado vertebrar una base sólida para lograr más avances científicos. La considerable inversión realizada en la investigación de la EM ha dado lugar a:

  • Nuevas terapias aprobadas específicamente para el tratamiento y el control de la EM.
  • Diagnósticos más rápidos de la esclerosis múltiple, lo que deriva en el acceso a un tratamiento más eficaz para frenar la progresión de la enfermedad.
  • Mayor conocimiento de los síntomas de la esclerosis múltiple y mayor comprensión de cómo mejorarlos.
  • Avances en la identificación de los factores de riesgo que pueden aumentar la susceptibilidad a la EM, lo que ayudará a encontrar formas de prevenir la enfermedad.

Los nuevos descubrimientos cambian continuamente las opciones terapéuticas para la EM y ayudan a reducir la discapacidad relacionada con la enfermedad.

Fuentes de referencia

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